5.3.11

CABEZA DE HORMIGA

5- perpetua calificada


Cada quien tiene el derecho de ser conocido por lo que hace y dar a conocer su trabajo de la forma que estime conveniente. Eso mierda, es libertad. Zolabarrieta también se siente con el derecho de decir tonteras, pero eso, ya más que libertad, es un atentado a la humanidad toda. Televisión nacional de Tchile nos ha condenado a cadena perpetua calificada de Zolabarrieta. Mi padre está cumpliendo su condena con el sapito Livingstone y el feo de Carcuro. Yo debo cumplirla son Sobalaprieta. Todo por nuestro gusto por el futbol. Cuarenta años sin beneficios.

¡Señor Jesuuuuuus!

Zolabarrieta a quien llamaremos de aquí en adelante Sobalaprieta, no por menospreciar a quienes realmente les guste sobar un prieta (no vayan a creer l@s género entendid@s que me ando con pachotadas vegetarianas), sino porque realmente imagino al personaje éste, sobándole algo más que el lomo a sus jefecitos del canal de todos los tchilenos, no por un gustó alimenticio, sino más bien por un tema de estupidez congénita. Sobalaprieta, tiene el perfil de alumno de colegio de cura que pasa todo el día metido en la capilla con los curas y va en las tardes al colegio a visitar a los curas y hasta camina como cura. Como les conté hace tiempo, yo pasé unos años en un demoniaco colegio Salesianos y tuve un compañero de curso de apellido Montes (va a él, un fervoroso abucheo), que tenia todo el gusto por los curas. Supongo que él también era del gusto de los curas. Todos en el curso lo odiábamos, a tal punto de que cuando su apellido era dicho al pasar la lista de asistencia, todos los compañeros, sin excepción alguna, nos poníamos a pifiar su nombre. Lo llamábamos Montes buuuu... Era todo lo que se dice un conchesumadre y estoy seguro que le sobaba el lomo, la prieta y muchas otras cosas a los curas del colegio. Mis pruebas son, todo lo hijo de puta que era con el curso. También se creía con el derecho de manifestar su estupidez con plena libertad, pero en un acto de justicia popular y plena, todos los mocosos del curso lo tapábamos en silbatinas, abucheos, chuchadas, palmetazos y bolas de papeles. Eso señores es sabiduría popular. La niñez puede ser una etapa dura si eres como Sobalaprieta. El asunto es que sea dura también para los curas y su sobalaprietismo.

Ahora bien, para hablar de mi nuevamente, voy a decirle una vez más que están condenados ustedes a mí. Si yo fuera ustedes, ni siquiera lucharía contra eso. Osea contra mí y mis soliloquios. Si hay algo inevitable en este mundito, es el morbo, y leer esto tiene mucho de morboso. En el sentido estricto del termino. Según yo, esto de escribir y hablar de mí, es un necesario y enfermizo ejercicio de egolibertarismo. Me gusta escribir, me gusta que lean lo que escribo, y me gusta que sepan que yo lo escribo, aunque muchos no sepan quien soy. Espero que muchos lean lo que escribo en estas cristianas tierras del nuevo mundo donde estamos todos fritos y tenemos a todo el planeta pasado a fritura. Y ojo, porque la sartén que alguien tiene por el mango está puesta sobre un inmensa hoguera, no solo para freírnos, sino para quemarnos. Cuando mi sobrinito estaba comenzando a hablar, le decía yo que me llamaba Dios. Él, sin siquiera cuestionarlo, me llamaba Dios. Un niño inmenso, nada de morboso, pero si condenado a las penas del tercer mundo y seguramente, condenado a principiarse en el mundo futbolero con Sobalaprieta en la tele y lo que es peor, a un tío como yo, diciéndole a cada instante que las viejas del mundo solo dicen cosas de viejas y hacen parar las micros desde la mitad del pasillo gritándole al chofer. Además de dar pasitos cortos y rápidos.

Que difícil resulta existir en este país. Yo solo conozco dos países del mundo y me da la impresión de que Tchile, es el más mierda de todos. De hecho estoy seguro. Todo lo seguro que puede estar quien vive a diario en un país como éste. Acá en mi país, mio no porque sea el dueño, sino porque no me queda otra, las cosas son siempre iguales. Cuarenta años sin beneficios son siempre los años que debe pasar uno tratando de hacer todo. Desde sacarse una muela en los traumáticos consultorios, hasta pagar los estudios universitarios incompletos. Sin beneficios. No es por ser mal agradecido, pero la verdad no hay nada que agradecer. Las cosas como son, por la razón o la fuerza es un dicho tan pero tan monolítico que don Francisco, el mismo cerdo facho, ladrón y rompecorazones, lo podría ocupar en su programa del sábado por la tarde con una musiquilla irresoluta. Por la razón o la fuerza. Sentencia, pena y condena.


Chicoma